El prototipo del clásico icono fue cedido al museo por la marca joyera en 2017 y, desde entonces, ha formado parte de la colección de diseño de producto de la institución museística. A partir de ahora, la pieza estará al alcance de los visitantes por su valor como símbolo del diseño contemporáneo y por su proyección comercial internacional.

El colgante expuesto es una pieza de oro de 18kt, con una altura de 19 milímetros, un ancho de 14 milímetros y 0.80 décimas de grosor, recortado a mano con sierra sobre una plancha lisa. Fue elaborado artesanalmente en el taller de la calle del Borne de Manresa.

El conocido colgante en forma de oso fue proyectado en 1985 por Rosa Oriol, quién se inspiró en un oso de peluche y en la ternura y recuerdos que evoca la niñez para diseñarlo. El objetivo de la creadora fue el de transformar este ideario en una joya asequible y versátil capaz de despertar la ternura de todo aquel que la lleva. “Más de 30 años más tarde, la pieza creada por mi madre se ha convertido no solo en el principal emblema de la joyería asequible sino en un icono del diseño universal”, ha afirmado Marta Tous, directora de arte de la marca, quien ha asistido a la inauguración de la renovada exposición.